17 enero, 2012

El agua, un bien escaso.

Todos sabemos lo esencial que es el agua para nuestras vidas y nuestro propio metabolismo. Gracias a él se pueden llevar a cabo las múltiples reacciones que se producen en nuestro interior.
El agua también es esencial para nutrir zonas verdes, ya que los árboles y las plantas también realizan un proceso con ella, llamado fotosíntesis, en la que el agua y la savia bruta conjugan un nutriente para la vida de estas.
Así pues también sabemos que el agua existe en gran abundancia en nuestro planeta, pero no la necesaria para alimentarnos, ya que la proporción más grande se sitúa en el 80% y es agua salada, la del mar; también contamos con agua del hielo de los polos, que tampoco podemos consumir y sólo un 1% es agua dulce, que proviene de los ríos, fundamentalmente, y es la que nosotros consumimos. Por lo tanto podemos observar que el agua que nosotros consumimos se encuentra en tan sólo un 1%, y deducimos con esto que es un bien del que no podemos abusar, pues no hay bastante para satisfacer a tantas personas.
Además le sumamos a ésto la cantidad de residuos contaminantes que arrojamos a los ríos, ya sea por nuestra mano o por las fábricas que vierten sus vertidos directamente a ellos, por lo que acabamos con una gran parte del agua potable que podríamos destinar a nuestro consumo.
México, un país rico en recursos naturales, consigue el agua que consume su población de los ríos, arroyos y acuíferos del subsuelo. Estos acuíferos se llenan de agua en épocas de lluvias, pero el problema es el siguiente: La época de lluvias tiene una duración de aproximadamente cuatro meses, lo que propicia una escasa captación. Sumamos a esto el 70% del agua que se evapora en este tiempo.
La desproporción que existe entre la cantidad de agua que se capta por escurrimiento y las extensiones territoriales que comprenden la corta temporada de lluvias hace que la disponibilidad del agua sea cada vez menor.
En el norte del territorio nacional, el agua que se capta por escurrimiento es únicamente el 4% mientras que en el sureste y las zonas costeras se logra el 50% del escurrimiento.
Dada la importancia del agua y entendida la escasez de este recurso natural, es nuestro deber utilizarla adecuada y racionalmente y así ayudar a nuestro medio ambiente, realizando pequeñas tareas como:

- Cerrar el grifo mientras nos enjabonamos las manos.
- Emplear el mínimo tiempo en la ducha, utilizando el agua exclusivamente para aclararnos.
- Revisar periódicamente las paredes de la cisterna y el funcionamiento de la bomba.
- No utilizar el WC como un contenedor de basura.
- Usar la lavadora únicamente cuando se haya alcanzado la máxima carga de ropa.

Estos son algunos consejos que deberíamos tener en cuenta, ya que si llevamos a cabo estas acciones contribuiremos poco a poco a mejorar el medio ambiente.

Ainhoa Quiñones García.

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